Palacio y Jardines

Vista aérea Palacio y JardinesEl rey Felipe V conoció el lugar hacia el año 1717 y, al año siguiente, entusiasmado por su belleza y sus condiciones cinegéticas, compró los terrenos con la intención de edificar un palacio. En el año 1721 comenzaron las obras.

La primera intención del rey fue construir una residencia sin lujos, para descansar y cazar. Más tarde, Felipe V y su segunda esposa Isabel de Farnesio embellecieron y ampliaron el palacio. Felipe V se retiró a este lugar en 1724 y durante los veinte años siguientes engrandeció los jardines y el palacio, que fue usado como residencia de verano por todos sus sucesores hasta Alfonso XIII.
Recientemente, se han acometido trabajos de restauración y de reordenación de las colecciones en los Salones Oficiales que nos permiten volver a la época de Felipe V.

Varios arquitectos intervinieron en la construcción del Palacio, Teodoro Ardemans; Juan Román (ayudante de Ardemans); Procaccini; Felipe Juvara y Sachetti.
Los tres últimos, fueron contratados por Isabel de Farnesio, que intentó dar al Palacio y a los Jardines un ambiente italiano.

El Palacio es un bello ejemplo de arquitectura palatina europea, con jardines y fuentes de estilo versallesco.

Fachada principal del Palacio RealPresenta influencias francesa, del barroco español e italiana, esta última sobre todo en la etapa comprendida entre los años 1720 y 1740, época que coincide con la abdicación de Felipe V a favor de su hijo Luis y el traslado de Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio a La Granja.

La fachada fue realizada en piedra rosácea de Sepúlveda por el italiano Juvara, mezclando diversos estilos, aunque con una clara influencia italiana. Toda la fachada está cubierta de balcones y ventanas flanqueadas por columnas con capiteles corintios y unas grandes pilastras que, arrancando del suelo, recorren las dos plantas del edificio. La escultura decorativa que realizó el escultor Baratta es de mármol de Carrara.

Una vez en su interior disfrutamos en su primera planta de la galería de estatuas, traídas de Roma. Siguiendo la visita destacamos el Salón de Mármoles y los comedores y estancias de la infanta Isabel.Belleza y lujo comedido en paredes, cuadros y ornamentación son la tónica general del Real Sitio. Habitaciones ricamente decoradas con mármoles de Carrara, lacas japonesas, tibores orientales, relojes, mobiliario, lámparas de cristal… todo ello de los siglos XVIII y XIX. En pintura, óleos de escuela flamenca del s. XVII y cobres del mismo estilo.

palacio-real-interiorEn el museo de tapices sobresalen las series flamencas de Los Honores, el Apocalipsis, la Historia de Ciro el Grande, Los Triunfos de Petrarca, y San Jerónimo en oración.

Las bóvedas están pintadas al fresco, y no perder detalle a la Sala de Lacas.

No olvidarse de la Real Colegiata de la Santísima Trinidad. Imposible, creo yo, ya que es lo primero que se ve del Palacio según se sube por la Alameda. Está situado en el centro y está rematado con unos bellos capiteles bulbosos que en su momento fueron una gran novedad en España.

En este templo reposan los cuerpos de los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio.

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Los Jardines del Palacio Real de La Granja

Los jardines son uno de los mejores ejemplos que hoy se conservan de los jardines del siglo XVIII.

Ocupan 146 hectáreas, de las que 67 son auténticos bosques. Los planos fueron realizados por el ingeniero Merchán y los trabajos de jardinería por Botelou y Carlier, quien diseñó en el terreno ascendente situado frente al palacio un jardín dispuesto en tres ejes paralelos yuxtapuestos: La Cascada nueva, la Carrera de Caballos y la Ría.

Está formado con parterres y bosquetes delimitados con paredes de vegetación formadas con carpe, y alineaciones de árboles, en especial tilos y castaños de Indias. En el siglo XIX se introdujeron nuevas especies, sobre todo coníferas como las monumentales sequoias, plantadas ante la Real Colegiata, en los jardines del Medio Punto.
Los jardines se plantearon para tener más importancia que el propio palacio. El rey Felipe V planteó su construcción de acuerdo con los gustos franceses, lo que dio lugar a un jardín con abundantes adornos en las fuentes y las esculturas, aunque más adelante, la influencia italiana de Isabel de Farnesio también se hace notar en los jardines.

Dentro del conjunto destacan las fuentes, los grupos escultóricos y las estatuas realizadas por Thierry, Demandré, Pitué, Fermín y Bousseau. Para completar el conjunto se trajeron numerosas especies de árboles de diferentes lugares y países: cedros, tilos, arces, castaños de indias y sequoyas.

Estatuas de mármol blanco, y jarrones del siglo XVIII, decoran los parterres y avenidas del jardín, que se completan con grandiosas esculturas en las fuentes, en plomo pintado imitando bronce.

Destacan las de Neptuno, Apolo y Andrómeda en la amplia perspectiva de las Carreras de Caballos; la Cascada de Anfítride, ante el Palacio; y las de las Ocho Calles, el Canastillo, los Baños de Diana y la Fama.

El agua que alimenta sus surtidores llega desde un gran depósito llamado «El Mar», situado por encima de la zona ajardinada, que recibe su caudal de los montes cercanos. Por la fuerza de la gravedad, como en el siglo XVIII, el agua de algunos surtidores alcanza los 40 metros de altura, como el de la fuente de la Fama.

Te recomiendo que veas el siguiente documental realizado por la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) emitido en La2 de TVE sobre Los Jardines del Real Sitio de San Ildefonso (La Granja – Segovia). En este documental, Eduardo Juárez, profesor de Historia contemporánea de la UNED y convecino nuestro, nos explica las características de uno de los pocos jardines barrocos que quedan en Europa.

 

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